Segunda y (espero que) última.


Hoy amaneció convencida de que no es posible deshacerse de las caricias, pero tal vez dentro de poco las olvide; imposible escupir el pasado, por mucho que le revuelva el estómago; cada quien llora como puede; en realidad no es la única, pero se conforma con su mentira; necesitó un arrebato, pero las llaves ya están en el canal; le es imposible dejar sus muletas; si está en su cama… no hay abismos (aunque tampoco haya compañía, jaja); no importan los cimientos, importan los castillos; simplemente no puede; volverá a cometer los miiiismos errores, pero hoy no le importa; no sabe cómo se hace un tajo; es probable que de por vida le quede la cicatriz de cortos caminos; no importa cuánto se fije, volverá a buscar la piedra pa tropezarse a propósito; si uno olvida algo, es porque algún día tiene que volver; son agruras; sí son idiotas, pero no le pusieron una pistola pa aceptar las culpas; en realidad le habla, aunque no por su nombre; no puede no pensar; la amabilidad se gana (igual que el respeto y el cariño y el rencor o la indiferencia); la soledad es un mito que se inventó; en realidad, no es independiente; el rencor sí da cáncer, pero se cura con la venganza, jajaja…; no es necesario hacer drama, los cristales rotos pueden lastimar a alguien; como diría Galileo “Epur si muove”; Dios no cumple antojos ni endereza jorobados.

La mujer que me habita, hoy, amaneció rencorosa, con ganas de repartir amargura y:

1.- Devolver las caricias que una noche le pusieron en las manos.
2.- Escupir los besos que recibió por miedo o compasión.
3.- Llorar estúpidamente porque no es capaz de hablar.
4.- Convencer al mundo que ella es la única responsable del vacío que dejó de serlo.
5.- Tirar al canal el sobrepeso en su llavero.
6.- No depender de un conejo que le acomode los sueños.
7.- Evitar a toda costa los abismos que se forman entre su lado y el otro lado de la cama.
8.- No volver a construir castillos en el aire.
9.- Dejar de recordar, así como hace dos meses dejó de fumar.
10.- No volver a dar sin que le pidan, aunque eso sea quedarse con las manos llenas.
11.- Ser capaz de cortar de tajo todo lo que no la deja avanzar.
12.- Entender que los ojos verdes nunca serán (en realidad) el color de un largo camino.
13.- Fijarse por dónde camina.
14.- Jamás, jamás, tener un cepillo de dientes en un baño que no sea el suyo, aunque eso implique no lavarse la boca.
15.- Hacer una pira con todo lo que ha escrito.
16.- Arrancarse del esófago la tristeza.
17.- Secarse el llanto con la piel de dos o tres idiotas que le hicieron cargar culpas que no le correspondían.
18.- Poder hablarle a su amiga imaginaria (que en realidad no es amiga imaginaria y necesita sentirse querida y aceptada).
19.- No pensar en los 26 años que lleva arrastrando.
20.- Ser un poco amable con quien realmente lo merece.
21.- No quejarse de la soledad sin la cual ya no sabría vivir y que pronto perderá para siempre.
22.- Explicarle a algunas personas que la “independencia” es un accidente, no la sustancia(*).
23.- Convencerse de que el rencor da cáncer, cuando no es manejado adecuadamente.
24.- Tener el coraje para correr a los brazos de sus papás y decirles que los necesita.
25.- Sentir que lo que lleva dentro se mueve.
26.- No cumplir 27 años.

(*) Tómese como referencia la definición aristotélica de "accidente" y "sustancia".