Como de costumbre...
no te atreviste a morder el anzuelo.
Por no abrir heridas,
que son futuras cicatrices:
hiciste tuya la carnada
mordiendo de lado,
para no dejar rastro.
Pobre del pescador
que al final del día,
se le habrá ido el tiempo
y la vida.
y al spectador también se le va la vida y el tiempo?
ResponderEliminarseguiré leyendola prontamente.
saludos!
anna