
En esos tiempos en los que nos conocimos no me habría imaginado que íbamos a llegar al lugar en el que ahora nos encontramos. Jaime y yo compartíamos el gusto por la literatura, la música, el placer, las charlas prolongadas y creo que no mucho más… Compartimos, también, en aquel entonces, un par de lecturas con otros poetas organizadas por Mónica Gameros e Israel Miranda, y dicen que si no fueron más fue porque me puse de “diva” (aquí confiezo que moría de miedo: Max Rojas, Jaime Coello, Mónica Gameros, Israel Miranda, Édgar y Óscar Altamirano, Mauricio R. Pacheco…). Han pasado casi tres años desde entonces, lo digo y me parece nada, pero es buena párte de mi vida.

El 12 de diciembre de 2010, vió la luz CoraSón de sortilegio, hasta ahora, última entrega poética de Jaime Coello Manuell; se terminó de imprimir en el ocaso del centenario de la publicación del Manifiesto Futurista; “acto culminante de Editorial Andrógino” proyecto de Tanya Cosío y Marco Fonz. Es un libro plagado de juegos simbólicos de todo tipo; es un libro para escuchar en voz del autor, que lo toma como partitura para interpretar algo que podría llamar melodía chilanga; para ver por el puro gusto de atestiguar la lúdica mezcla de los signos tipográficos; y para leer y estremecerse en silencio a cada verso.

En mayo de 2010 imprimí por primera vez, y bajo demanda, DESPLANTE; esa primera edición consta de tres ejemplares, dedicados a ellos dos, por ser, estar y compartir. Es, también, un libro lleno de símbolos, desde el color que elegí para la portada y los elementos que la integran hasta el epígrafe que lo cierra. A manera de prólogo tiene 1 revoloteo, último poema que Jaime incluyó en su CoraSón. No es un poemario propiamente dicho, pues incluye un relato, un miniensayo y un cineminuto. DESPLANTE encierra mis tópicos de vida: el vuelo del colibrí, los toros, el amor en el que había dejado de creer y la angustia por lo que se escapa de las manos.
El próximo martes (22 de febrero), a las diez de la mañana, ambos leeremos en la Escuela Preparatoria Oficial 160 del Estado de México; yo espero que se me haya pasado ya ese miedo de compartirme a su lado, que no me ganen los nervios y que los chavos disfruten la lectura.
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