Pierde Acaxochitlan piezas arqueológicas del periódo pre-clásico.

Pierde Acaxochitlan piezas arqueológicas del periódo pre-clásico.

Foto: Olga CastañedaHoy ocupo este espacio para difundir una noticia que, a mi parecer, debería interesarnos, aunque sea como curiosidad. La Mtra. Olga Castañeda, ex titular de Cultura del municipio de Acaxochitlan, Hgo., ha sido víctima de constantes amenazas e injurias por parte de algunos funcionarios públicos (así lo mencionan en la nota de Criterio), como uno de los delegados de la comunidad de Santa Ana Tzacuala (el fulanito no mencionó su nombre, sino únicamente el cargo) y regidores.
Se le acusa, sin fundamento, de “saqueo arqueológico”, gracias a que el arq. Arturo Castelán Zacatenco, al parecer, tergiversó la información y la señala como la culpable de que la comunidad haya perdido las piezas en un intento por adueñarse de ellas. Los vestigios arqueológicos fueron encontrados en territorio nacional, y por lo tanto son propiedad de todos los mexicanos (por muy cursi que pueda parecer la expresión); como testimonio histórico, merecen un lugar decoroso y seguro, y es esa la razón por la cual la custodia haya sido transferida al INAH que, en este caso, parece ser la autoridad competente en la materia. Yo no termino de entender cuál es la molestia real del arquitecto, ni qué lo orilló a manejarse de este modo, lo que sé es que las cosas han sucedido conforme a la Ley de Monumentos y Zonas arqueológicas, artísticos e históricos y no hay ningún sustento para esas injurias.

También La Crónica compartió la denuncia en su edición impresa, y se han realizado algunas entrevistas radiofónicas para ahondar sobre el tema. Hoy es el Día internacional de la lengua materna y tal vez eso me hace pensar que El Señor amarillo (pieza en torno a la cual se ha sucitado todo este embrollo) es un depositario de la misma.
A continuación, comparto íntegro, el boletín que se presentó en diversos medios de comunicación en el estado de Hidalgo:
“BOLETIN PARA PRENSA
PIERDE ACAXOCHITLAN VALIOSAS PIEZAS ARQUEOLÓGICAS DEL PERIODO PRECLÁSICO.
ONG. CONSEJO DE CULTURA ARTE Y ECOLOGIA DE ACAXOCHITLAN
Yo, Olga Castañeda Andrade, convencida de que cuando un pueblo no tiene ni museo ni casa de cultura no puede ser un pueblo completo, he trabajado como lo hacen las Organizaciones no gubernamentales, sin percibir sueldo desde hace trece años, en el municipio de Acaxochitlan, Hgo.
En enero de 2009 acepté ser Directora de Cultura para la administración del Lic. Julián Perea Castelán, de quien recibí apoyo total para la preservación y difusión de la cultura acaxochiteca, desconocida por propios y extraños.
En el semestre que trabajé para la presidencia municipal, tuve la fortuna de ser invitada a Santa Ana Tzacuala, a ver unos “tepalcates”. A primera vista, sin ser arqueóloga, pude notar la importancia del SEÑOR AMARILLO, nombre con el cual se conoce la pieza; se trataba de todo un personaje para la historia y cultura acaxochiteca y para la reivindicación de la cultura otomí, del el estado y la nación entera.
En mis funciones como directora, y con el único propósito de crear el Centro de arte y cultura acaxochiteca, que propuse en el Plan Municipal de Trabajo 2009-2012, y consiente de la necesidad de difundir las riquezas históricas, culturales y naturales propuse rescatar los “tepalcates” contenidos en una cubeta de plástico, para su restauración, con la venia del presidente municipal.
La parafernalia que tiene como decoración la pieza antropomorfa, las 2 flechas en la cabeza, el bastón de mando en sus manos, indica que se trata de un mandón; el disco y el nudo a la altura del ombligo, el plexo solar, representa al padre SOL y la cuenta del tiempo respectivamente; también puede tratarse la deidad del fuego de antes de la era cristiana. Es muy importante la presencia de los colores de la decoración, los 4 colores del maíz, la semilla sagrada para los pueblos mesoamericanos: rojo, negro, amarillo y blanco, éste último casi desaparecido por la mala manipulación de la arqueóloga Angélica Oviedo, a quien se confió la restauración de la pieza y quien recibió pago por sus servicios de parte de la presidencia municipal de Acaxochitlan, posteriormente nos enteramos de que la arqueóloga  no trabaja para el INAH.
Las tres piezas fueron registradas debidamente ante el Instituto Nacional de Antropología e Historia, el 27 de septiembre de 2009, para resguardar el inmenso valor histórico que poseen, en espera de que se cumplieran las condiciones necesarias para solicitar al mismo Instituto que transfiriera la custodia a un consejo que incluyera a las comunidades indígenas de la entidad; si he decidido entregarlas al INAH del estado de Hidalgo, es por la serie de intrigas, amenazas y difamaciones de las cuales he sido víctima, que se han presentado desde el momento en que inició mi relación laboral con la administración municipal y se han intensificado con el paso del tiempo.
Así como a los seis meses de haber aceptado el cargo, tomé la decisión de renunciar, debido al constante bloqueo de Arturo Castelán Zacatenco, quien siempre hizo saber su deseo de ocupar mi puesto como director de cultura y no como mi auxiliar.
El actual director de cultura de CDI y supuesto presidente del Consejo municipal de preservación cultural de Acaxochitlan, Arturo Castelán Zacatenco, quien además se autonombró presidente de la Comisión para los festejos del Bicentenario, que pasaron sin pena ni gloria en el municipio, en una muestra indiscutible de misoginia, me denunció ante el INAH y malinformó regidores del actual trienio, convenciéndolos de que yo había actuado dolosamente para realizar el saqueo arqueológico del cual me acusa; afortunadamente, reitero, el registro sucedió en tiempo y forma, conforme a la Ley Federal sobre Monumentos y zonas arqueológicas, artísticos e históricos, para proteger las piezas de algún robo o mal uso por parte del conocido traficante de arte sacro y colonial en el municipio.
No me explico de qué forma se enteraron, pero en el momento en que me encontraba dentro de las instalaciones del Instituto, recibí una llamada de quien se identificó como el segundo delegado de la comunidad de Santa Ana Tzacuala, que tuvo el atrevimiento de amenazarme por el supuesto robo del Señor amarillo; incluso la Lic. María Isabel Morales, del área de trámites y servicios legales, tomó la llamada para explicarle que todo se estaba realizando con estricto apego a la ley, que las piezas no podían entregarse a nadie más que a las autoridades pertinentes, y le sugirió que se acercaran para recibir asesoría en cuanto a cómo debían suceder los eventos en torno a cualquier patrimonio de la nación.
Anexo a este documento las fotografías del SEÑOR AMARILLO y los dos cajetes trípodes, así como los documentos donde se me otorga la custodia por parte del Registro público de monumentos y zonas arqueológicas y los de entrega voluntaria al INAH el pasado nueve de febrero del año en curso.
Creo que a quienes corresponde investigar el caso, es a los arqueólogos calificados en la materia y a las autoridades competentes; espero que cesen las injurias y sea resarcido el daño, que la gente logre hacer conciencia de la gran riqueza de su municipio y dejen de lado los intereses personales y protagónicos que tanto daño le hacen a la cultura de tan hermosa región.
Atte: Mtra. Olga Castañeda.”

Yo también espero que la gente logre hacer conciencia, por lo menos de lo que les pertenece; que entiendan que así como cuidan su tierra o le dan mantenimiento a sus pertenencias, acepten que el Señor amarillo debe contar con las condiciones que lo conserven; nadie se los ha quitado y no les va a costar un peso que se logre el cometido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario